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La vida de los Monjes

Un monje (del occitano monge que proviene del latín monachus y éste del griego μοναχός, monachós, "sólo, único, solitario" ) es una persona que practica el ascetismo religioso, viviendo solo o con otros monjes.
Un monje puede ser una persona que decide dedicar su vida a servir a los demás, o ser un asceta que elige voluntariamente abandonar la sociedad para vivir una vida de oración y contemplación. El concepto es muy antiguo y puede verse en muchas religiones y filosofías.
En el idioma griego el término puede aplicarse también a mujeres, aunque en español, es usado para hombres. La palabra monja se utiliza normalmente para las monásticas femeninas.
Aunque el término griego monachós es de origen cristiano, la palabra monje también sirve para designar ascetas de otras creencias religiosas o filosóficas. Sin embargo, al ser un vocablo genérico, no es intercambiable con los términos que denotan clases particulares de monje, como cenobita, ermitaño, anacoreta o hesicasta.
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Monasterio de San Dionisio en el Monte Athos.

Cristianismo oriental

El cristianismo nació en las regiones bañadas por el Mediterráneo oriental y dentro de sus creencias, hubo cristianos que decidieron abandonar la sociedad para buscar la perfección personal y dedicar su vida a Dios. Establecidos en una cultura helenística de lengua griega, principalmente desde el siglo III, procedentes paricularmente en Egipto (también en lengua copta) y más adelante en Siria Oriental, estos monachós empezaron a habitar en los desiertos y cuevas, buscando la vida solitaria y austera, presidida por la oración, la pobreza, la castidad y la contemplación apartados de los demás y alejados de los asentamientos urbanos.

"Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna".
Mateo 19:292

En un principio, se trataba de eremitas como San Antonio Abad, conocido por su fama de hombre santo y austero que suscitaba una fuerte atración de otros solitarios. En el siglo IV, en sus últimos años, a sus numerosos discípulos que iban a él para pedir consejo y dirección, los organizó en una comunidad de monjes (permaneciendo aislados) que serviría de inspiración para formar otras comunidades similares en Egipto.

Un poco más tarde y también en el siglo IV y en Egipto, San Pacomio, organiza la vida en común de unos monjes que deciden unirse en comunidad. Al aumentar el número de monjes, se hizo necesario seguir una regla para ordenar sus actuaciones y evitar conflictos. San Pacomio escribió la primera regla monástica y está considerado el padre del movimiento cenobítico (del griego κοινός, koinós, "común" y βίος, bíos, "vida"), los que viven en común o en comunidad en un cenobio (del latín cenobium, "monasterio", a su vez del griego μοναστήριον, monastérion, "lugar para hacer algo" o "lugar donde viven los monjes").

En la Iglesia Ortodoxa, las Iglesias ortodoxas orientales y las Iglesias católicas orientales, el monacato ocupa un lugar importante y especial y donde la Iglesia mide su salud por la calidad de sus monjes y monjas:

"Los ángeles son una luz para los monjes, los monjes son una luz para los legos".
San Juan Clímaco

Walter Dendy Sadler - Friday - Google Art Project

El monacato ortodoxo no tiene órdenes religiosas como las que se encuentran en Occidente, ni tienen reglas en el mismo sentido que la Regla de San Benito. Los monasterios se regían por su carta fundacional, el typicón y eran instituciones independientes con obediencia al obispo local. Los monjes orientales estudiaban y se inspiraban en los escritos de los Padres del desierto, así como otros Padres de la Iglesia. Probablemente los tratados más influyente son el Asketikon Mayor y el Asketikon Menor de San Basilio el Grande y el Filokalia, que fue compilado por San Nicodemo de la Santa Montaña y San Macario de Corinto. El hesicasmo es de primordial importancia en la teología ascética de la Iglesia ortodoxa.

La mayoría de las comunidades son autosuficientes, y la vida cotidiana monástica se suele dividir en tres partes: (a) la adoración comunitaria en el katholikón (iglesia principal del monasterio); (b) duro trabajo manual y (c) la oración privada, el estudio espiritual y descanso cuando sea necesario. Las comidas se toman generalmente en común en un comedor de tamaño considerable conocido como trapeza (refectorio), en mesas alargadas. La comida suele ser sencilla y se come en silencio mientras que uno de los hermanos lee en voz alta los escritos espirituales de los Santos Padres. El estilo de vida monástica tiene mucho de serio compromiso. Dentro de la comunidad cenobítica, todos los monjes se ajustan a una forma común de vida basado en las tradiciones de ese monasterio en particular. Para alcanzar un acuerdo, los monjes vienen a dar cuenta de sus propios defectos y son guiados por su padre espiritual mediante una forma de tratar honestamente con ellos. Por esta misma razón, los obispos son casi siempre elegidos entre los monjes.

Eduard Grützner Drei Mönche bei der Brotzeit 1885

El monacato oriental se encuentra en tres formas distintas: anacorética (una vida solitaria en aislamiento), cenobítica (una vida en comunidad con adoración conjunta bajo la dirección directa de un abad o abadesa) y la "intermedia" entre las dos, conocida como skete (una comunidad de personas que viven por separado, pero en estrecha proximidad entre sí, que se reúnen sólo los domingos y días festivos y trabajan y oran el resto del tiempo en soledad, pero bajo la dirección de un anciano). Una persona entra normalmente en una comunidad cenobítica en primer lugar y sólo después de previa prueba y crecimiento espiritual puede pasar a la skete o, para los más avanzados, convertirse en un anacoreta solitario. Sin embargo, no necesariamente se espera que se una a una skete o se convierta en un solitario. La mayoría de los monjes permanecen en el monacato cenobítico toda su vida.
En general, los monjes ortodoxos tienen poco o ningún contacto con el mundo exterior, incluyendo a sus propias familias. El propósito de la vida monástica es la unión con Dios, mediante el abandono del mundo (es decir, la vida de las pasiones). Después de la tonsura, a los monjes y monjas ortodoxos no se les permite cortarse el pelo. El pelo de la cabeza y la barba permanece sin cortar como un símbolo de los votos que han tomado, que recuerda a los nazareos del Antiguo Testamento. La tonsura de los monjes es la señal de una vida consagrada y simboliza la amputación de su propia voluntad.

Cristianismo occidental

El monacato oriental fue exportado desde Egipto al resto del mundo cristiano. Ya durante el siglo IV, el ideal monástico llegó a Occidente por Atanasio de Alejandría, durante su estancia en Roma y el norte de Italia. Se extendió por Francia con Martín de Tours, que estableció un monasterio en Poitiers en el 362 y llegando hasta los extremos de Europa en Gran Bretaña, Irlanda y España. Jerónimo de Estridón, que hizo vida monástica en Siria y en Belén, fundó monasterios femeninos y sus escritos ayudaron a divulgar los ideales de la vida monástica.

Otra de las figuras más importantes en llevar la espiritualidad de los primeros monjes orientales al Occidente fue Juan Casiano, pero el mayor impacto individual del monaquismo occidental lo consiguió Benito de Nursia que escribió una Regla que se destacaba por su estricta disciplina y que sería la que más aceptación e influencia tuvo en el cristianismo occidental. Fundó en el 529 el monasterio de Monte Cassino en Italia.

En la Hispania visigoda, la vida monástica eclosionó sobre todo durante los siglos VI y VII con diferentes experiencias como monjas solitarias en sus propias casas o monasterios dúplices, bajo las reglas de san Leandro, san Isidoro de Sevilla o san Fructuoso.

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Monjes benedictinos cantando las Vísperas del Sábado de Gloria.

Catolicismo

Dentro del catolicismo, un monje es un miembro de una orden religiosa que vive una vida en común en un monasterio, abadía o priorato bajo una regla monástica, como la Regla de San Benito. Benito de Nursia está considerado el fundador del monacato occidental y es santo patrono de Europa. Fue el autor de la regla de su nombre, que es la base de la Orden de San Benito y de todos los grupos reformadores, como los cistercienses y los trapenses.

Los votos religiosos desarrollados por San Benito eran tres: la obediencia, la conversión de la vida y la estabilidad. La obediencia pide al monje obedecer a Cristo, representado por el superior del monasterio, ya sea un abad o prior. La conversión de la vida (conversio morum) significa generalmente, que el monje se comporta por sí mismo como un monje, que es como una muerte a sí mismo y al mundo y vivir para Dios y para su obra. Un monje cristiano ha de ser un instrumento de la obra de Dios. La estabilidad (stabilitas loci) implica que el monje se compromete con su monasterio por el resto de su vida y así, después de su muerte, será enterrado en su cementerio. El voto de estabilidad sólo está presente en los benedictinos.

Los votos solemnes en otras comunidades religiosas finalmente se establecieron como votos de obediencia, pobreza y castidad. La pobreza requiere la renuncia a cualquier propiedad o activo, a excepción de los artículos que son permitidos por sus superiores (como hábitos religiosos, zapatos, una manta, etc.), y vivir humildemente, compartiendo lo que tenga con los pobres. La castidad requiere, que desde que están dispuestos a dedicar su vida a Dios, sacrifiquen el amor entre hombres y mujeres y no se casen. Además, deben abandonar cualquier acto de conducta sexual.

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Para llegar a ser monje, la persona debe primero convertirse en postulante durante el tiempo que viva en el monasterio para evaluar si debía convertirse en monje. Como postulante, no está obligado a ningún voto, y es libre de abandonar el monasterio en cualquier momento. Si el postulante y la comunidad están de acuerdo en que debe hacerse monje, es recibido como un novicio, en el momento que se le proporciona su hábito religioso y comienza a participar más plenamente en la vida del monasterio. Después de un período como novicio, generalmente de seis meses a un año, el novicio profesa los votos temporales, que pueden ser renovados por años. Después de unos pocos años, el monje profesa los votos permanentes, que son vinculantes para toda la vida.

La vida monástica en general, consiste en la oración en forma de Liturgia de las Horas (también conocida como Oficio divino) y la lectura divina (lectio divina) y el trabajo manual. En la mayoría de las órdenes religiosas, los monjes viven en habitaciones sencillas y austeras llamadas celdas y se juntan todos los días para celebrar la misa conventual y al rezo de la Liturgia de las Horas. En la mayoría de las comunidades, los monjes comen juntos en el refectorio. Aunque no haya voto de silencio, muchas comunidades tienen establecido un período de silencio que dura desde la tarde hasta la mañana siguiente y algunas otras limitan el habla a las ocasiones en que sean necesarias para realizar su trabajo y durante su recreo semanal.

A los monjes que han sido o serán ordenados en las órdenes sagradas como sacerdotes o diáconos se les puede llamar "monjes del coro", ya que tienen la obligación de recitar diariamente todo el Oficio divino en el área reservada para ellos denominado coro. A los que no son ordenados en órdenes sagradas se les denomina hermanos legos. Hoy en día, en la mayoría de las comunidades monásticas existe poca diferencia entre legos y monjes del coro. Sin embargo, históricamente, los papeles de los dos grupos de monjes en el monasterio eran diferentes. El trabajo de los monjes del coro era la oración, el canto de las siete horas del Oficio divino y la celebración de la misa diaria, mientras que los hermanos legos proporcionaban las necesidades materiales de la comunidad mediante el cultivo de alimentos, preparación de las comidas y el mantenimiento del monasterio y los jardines. Esta distinción surgió históricamente, puesto que generalmente, los monjes que podían leer latín se convertían en monjes del coro, mientras que los monjes que eran analfabetos o no podían leer latín se convertían en hermanos legos. Puesto que los legos no podían recitar el Oficio divino en latín, en su lugar, podían rezar oraciones fácilmente memorizables como el Padre Nuestro o el Ave María por lo menos 150 veces al día. Desde el Concilio Vaticano II, la distinción entre monjes del coro y hermanos legos se ha desenfatizado, ya que se permitió que el Oficio divino se dijese en la lengua vernácula, abriendo la participación efectiva a todos los monjes.

Dentro del monacato occidental, es importante diferenciar entre monjes y frailes. Los monjes generalmente viven una vida contemplativa de oración confinado dentro de un monasterio, mientras que los frailes, por lo general se involucran en un ministerio activo de servicio a la comunidad exterior. Las órdenes monásticas incluyen a todos los Benedictinos (la orden de San Benito y sus posteriores reformas, como los cistercienses y los trapenses) y los cartujos, que viven de acuerdo con sus propios estatutos, y no de acuerdo propiamente con la Regla de San Benito. Las órdenes de frailes incluyen a franciscanos, dominicos, carmelitas y agustinos. Aunque los canónigos regulares, como los norbertinos, que viven en comunidad, pero no son ni monjes ni frailes, ya que se caracterizan por su estado clerical y no por los votos monásticos.

Anglicanismo

La vida monástica en Inglaterra llegó a un abrupto final cuando el rey Enrique VIII rompió con la Iglesia Católica Romana y se nombró gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra. Se inició así la disolución de los monasterios, que llevó a que todos los monasterios en Inglaterra fueron destruidos. Unos monjes fueron ejecutados y otros huyeron a monasterios de Europa continental donde continuaron su vida monástica.

Poco después del inicio de la reactivación del movimiento católico en la Iglesia de Inglaterra, no se consideró la necesidad de la restauración de la vida monástica. En la década de 1840, el sacerdote anglicano John Henry Newman estableció una comunidad de hombres en Littlemore, cerca de Oxford. A partir de entonces, se han establecido muchas comunidades de monjes, frailes y otras comunidades religiosas para hombres en la Comunión Anglicana. Hay anglicanos benedictinos, franciscanos, cistercienses, y en la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos, dominicos. También hay órdenes monásticas únicamente anglicanas como la Sociedad de San Juan Evangelista.

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Muñecos representando monjes.

Monacato

El monacato (del griego monachos, persona solitaria) es la adopción de un estilo de vida más o menos ascético dedicado a una religión y sujeto a determinadas reglas en común. En varias religiones se encuentran formas de vida monásticas, aunque sus características varían enormemente, entre ellas: hinduismo, budismo, Jainismo, taoísmo, shintoismo, cristianismo, etc.

Al miembro de una comunidad que lleva una vida monástica se lo denomina monje o monja. Se rigen por las reglas características de la orden religiosa a la que pertenecen y llevan una vida de oración y contemplación. Algunos viven como ermitaños y otros en comunidad, a la que se llama monasterio.

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Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí en Egipto. El monasterio es el lugar donde vive el monje y normalmente se encuentra en lugares apartados que propicien la vida monástica.

Monacato en general

En todas las religiones ha existido, más o menos explícitamente, una manera "marginal", pero organizada, de encarnar los valores esenciales de su doctrina o teología. A esta forma "marginal" de vivir es a lo que normalmente se le ha llamado monacato. Entre todas esta formas de vida monacal, sin perder la esencia que corresponde a cada religión, es fácil encontrar ciertos paralelismos o semejanzas.

Aspecto antropológico

El ascetismo, que es la forma más elaborada y organizada del monacato, tiene un significado antropológico profundo. Por ello, el monacato, antes que un hecho religioso es un hecho antropológico que implica un concepto de orden de vida natural. Existe ante todo una filosofía de vida monástica, que una teología de la misma, donde prevalecen los valores formalmente religiosos. El monje, en sentido común, es el hombre del encuentro con la divinidad, y todo él se organiza de tal manera que su vida esté siempre dispuesta para ese encuentro. Por tanto, el monacato asume las formas más diversas en todas y en cada una de las religiones. No solo en relación al encuentro del hombre con la divinidad, sino además, en razón de la organización concreta que se presenta sea individualmente (eremitismo) o en grupo (cenobitismo). Esto explica por ejemplo la diversidad de organizaciones monásticas que existen, incluso en la misma religión.

Aspecto socio-religioso

Las religiones que han alcanzado un cierto grado de evolución pueden tener en común unas determinadas formas de monacato. Este, en cuanto a manifestación concreta de ascetismo, común a todas las religiones, es un fenómeno primario que inicia como contraposición entre lo sagrado y lo profano. Este dualismo ahonda sus raíces en los conceptos de espíritu y materia, pero en un nivel más elevado, el ascetismo confronta extroversión con introversión, realidad circundante con recogimiento hacia aquello que se considera fuente y origen de la vida espiritual. Por ello, en las religiones con un desarrollo histórico como el budismo y el cristianismo, el monje abandona las implicaciones de la vida cotidiana para posibilitar la unificación íntima con el Ser supremo.

Teniendo en cuenta lo anterior, ni el ascetismo ni el monacato son monopolio de alguna religión, por el contrario, es patrimonio común de todas las religiones, e incluso de algunas filosofías. Por eso, es normal que haya dado lugar a una tipología social con numerosos paralelismos en todas las religiones del mundo. Aunque el ascetismo es su dimensión más profunda es un hecho individual, la mayor parte de los que han escogido ese estilo de vida han buscado compañeros con el deseo de seguir la misma meta, lo que hace al monacato, además de religioso, un hecho social y colectivo, razón por la cual, las características del mismo en las religiones sociales tengan cierta similitud.

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Un monje trapense orando. La vida de oración o meditación constituye uno de los elementos comunes a todas las formas monásticas presentes en todas las religiones.

Elementos comunes

Se pueden entrever en las formas de vida monásticas de todas las religiones que las poseen, la coincidencia de una serie de elementos bien determinados. Con ello no se quiere decir que todas sean iguales, lo particular de cada forma monástica será lo específico de cada religión. En rasgo generales se pueden identificar los siguientes elementos:

Una cierta separación del mundo y de la sociedad,
La promesa por un tiempo o para siempre de continencia o virginidad,
Una preeminencia de la oración o meditación y de la vida litúrgica o ritual,
Un determinado grupo de prácticas penitenciales,
La sujeción a una Regla de vida,
La sumisión a un superior o director espiritual,
Una vida austera de pobreza,
Un tiempo de iniciación o noviciado o guía de un padre espiritual,
Un cambio de nombre que signifique la renuncia de todo su pasado,
Un hábito o vestido diferente o algún signo externo que indique su pertenencia o su opción,
Y un sistema penitencial para quienes infrantan la Regla y las costumbres de la comunidad monástica.

Si bien en cierto que existen formas paralelas o semejantes en el monacato de las diversas religiones, también lo es el hecho de que cada una de estas, le da una impronta propia, con rasgos específicos, al estilo de vida monacal que surge en ellas.

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Un monje hindú caminando por un jardín de mangos al amanecer en Dinashpur (Bangladés).

Monacato hindú

En la India, cuna de muchas religiones, se encuentran formas antiquísimas de monacato, por así decirlo hindú. La sociedad religiosa india siempre se ha preocupado por lo que, desde el punto de vista religioso, se le puede llamar la santidad de sus miembros. Por ello, es lógico que en ella se den formas de ascetismo organizado en monacato, en la búsqueda de la paz a través del encuentro con el ser supremo, para hallar la paz más allá de lo creado. En el siglo V a. C., mucho antes del nacimiento del budismo y el jainismo, existían en la India un elevado número de monjes que caminaban de un lado a otro, mendigando su sustento diario y peregrinando a los santuarios famosos. Existían además, monjes solitarios que se retiraban a los bosques. Estas formas de monacato en la religión hindú no ha variado mucho.

El hinduismo enseña que en el sistema de castas, la cuarta posición la ocupan los Sanniasin, que es el equivalente a monje (en sentido de renuncia). Este se encuentra en la cuarta etapa de la vida, en la que renunciando a toda atadura material (familia, bienes etc.), se dedica una vida nómada, peregrinando hacia los santuarios más famosos de su religión. Pueden tener monasterios, donde se reúnen pequeños grupos de sanniasin, pero solo con propósitos educativos. Algunos de estos se han convertido en centros de peregrinación para los seguidores laicos hindúes.

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Monjes budistas del Tíbet.

Monacato budista

Buda hace una reforma de la antigua religión brahamánica, dando origen al budismo. El monacato budista se caracterizó de inmediato del monacato hindú, por haber eliminado el sistema de castas. Al inicio, los monjes budistas, como aquellos hindúes, andaban de un lado a otro, peregrinando y mendicando para su sustento diario. Con el tiempo, se fueron estableciendo en comunidades bajo el comando de una Regla de vida. Esta forma de monacato, se expandió fuera de la India, por Indochina, Tíbet, China y Japón, al punto que está a la base de la misma religión budista.

La raíz última del monacato budista está en la creencia de la vanidad de toda las cosas, aparentes y peligrosas para el camino de perfección hacia el nirvana. La originalidad de este tipo de vida monástica consiste en evitar un enrolamiento indefinido en el ciclo de las reencarnaciones, es decir, busca morir a todo, en la aniquilación total de todas las facultades y alcanzar el reposo definitivo.

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Monje jaina de la tradición digambara.

Monacato jaina

En el jainismo, el monacato es considerado como la forma más indicada para ser seguidor de Jina.12 Suele emplearse el término yain muni (en sánscrito: जैन मुनि) o muni para referirse tanto a los monjes como a las monjas. Se les suele llamar sadhus y sadhuís, respectivamente en la tradición de la secta svetambara. Las dos corrientes principales dentro del jainismo (Digambara y Svetambara) muestran ciertas diferencias en los hábitos monacales. Los monjes Digambara no visten ropas en absoluto como forma de practicar el rechazo a los apegos. Los monjes y monjas Svetambara llevan ropas blancas pues consideran que deben llevarse ropas sencillas y anchas mientras no desarrollen un apego por ellas. Los monjes y monjas jainas viajan a pie y rechazan incluso el transporte sanitario.

Las condiciones del monacato jaina son muy estrictas y surgen de las enseñanzas de Majavira. Los cinco majá-vratas son los cinco votos principales que deben observar los monjes jainas: no violencia (ahimsa), verdad (satiá), no robar (asteia), castidad (brahmacharia), desapego (aparigraja). El monacato jaina, continúa siendo similar a aquel original hindú, llevan una vida mendicante y nómada. Quienes adoptan la vida sedentaria, lo hacen por ancianidad o por enfermedad.

Monacato cristiano

El monacato cristiano surge en Egipto, entre los siglos III y IV, con Pablo Ermitaño y Antonio Abad (considerados los primeros monjes cristianos), dando lugar a las primeras comunidades de "solitarios" en la Tebaida (Padres del desierto), quienes renunciaban al mundo material con el fin de seguir una vida de ascetismo y contemplación, orientada hacia las realidades divinas. Los cristianos de Egipto asumieron el monaquismo con tanto entusiasmo que el emperador Valente tuvo que limitar el número de hombres que podría convertirse en monjes. En su origen el monacato era "eremítico", después los monjes se fueron agrupando en comunidades, y fue san Pacomio quien redactó la primera regla para cenobitas, cuando los monjes comenzaron a reunirse en monasterios. El monacato fue exportado de Egipto al resto del mundo cristiano. A partir del siglo V se difundió en Occidente, uno de los aportes más ricos de la Edad Media. Teniendo gran repercusión la Regla de san Benito.
En la Iglesia católica, los monjes están agrupados en diversas familias de órdenes monásticas, y pertenecen a los institutos religiosos, dentro de la gran variedad de Institutos de vida consagrada. Entre ellos, las órdenes de monjes más importantes son las de los benedictinos, cistercienses, cartujos, camaldulenses, jerónimos, antonianos, basilios y paulinos.

En la Iglesia Ortodoxa también hay una gran tradición monástica, en la que todos sus monasterios siguen la regla de san Basilio. El conjunto de monasterios del Monte Athos son la representación más famosa del monacato ortodoxo.
La reforma protestante suprimió el monacato, aunque en la Iglesia Anglicana se revivieron, comenzando en el siglo XIX, los monacatos benedictino, franciscano, cisterciense y dominico, entre otros.

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Talla medieval con monje inspirado por un ángel al traducir un texto bíblico del hebreo al latín.

Monacato en otras religiones o movimientos

En rasgos generales, las religiones ya mencionadas son aquellas en las que el monacato tiene formas claras de institucionalización. Aunque en sus orígenes comenzaron siendo formas marginales en el seno de sus respectivas religiones, la evolución de las mismas les ha dado un lugar de privilegio o al menos importante, en sus estructuras básicas. Aparte de estas, otras religiones, movimientos o filosofías que acogen formas de vida monacal son, entre otros, el Taoísmo, el Shintoísmo, el Ananda Marga y algunas religiones chamánicas.

En otras religiones, como el Judaísmo, el Islamismo, el sijismo, el bahaísmo o el zoroastrismo, no se fomenta o incluso se condena (Islam y zoroastrismo), toda forma de monacato. Aunque si en el Islam existen los derviches, formas de vida de consagración total a Alá, estas no se pueden considerar formas de vida monásticas, en todo caso se podrían equiparar más a las fraternidades cristianas.20 Mención aparte merece el Judaísmo, que en la antigüedad presentaba formas de consagración, similares a aquellas del monacato, como el caso de los nazareos, que renunciaban a ciertos placeres de la vida en vista de una mayor entrega a Yahveh, pero a estas no se les puede declarar abiertamente monásticas. Los judíos en la actualidad no fomentan ningún tipo de monacato.

Finalmente, existen numerosos movimientos, especialmente aquellos en el marco de la Nueva Era, que tienen planteamientos similares a los del monacato, que incluso fomentan un estilo de vida parecido al de los monjes, como la Cienciología, el Xiantiandao y el movimiento de Meditación trascendental.



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Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Monje
https://es.wikipedia.org/wiki/Monacato
https://www.youtube.com

Fotos: https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:City_pilgrimage_organized_by_Wat...



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