Sudario de Turín
El Sudario de Turín también conocido como la Síndone, la Sábana Santa o el Santo Sudario es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión. Se encuentra ubicado en la capilla real de la catedral de San Juan Bautista, en Turín (Italia).
El sudario mide 436 cm × 113 cm. Los orígenes del sudario y su figura son objeto de debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores. Algunos sostienen que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo en el momento de su entierro, y que el rostro que aparece es el suyo. Otros afirman que este objeto fue creado en la Edad Media. La Iglesia católica no ha manifestado oficialmente su aceptación o rechazo hacia el sudario, pero en 1958 el papa Pío XII autorizó la imagen en relación con la devoción católica hacia la Santa Faz de Jesús. Se puede considerar que la utilización de nuevas tecnologías en el estudio del sudario comienza en 1898, cuando un fotógrafo amateur, Secondo Pia, observó que en los negativos de las tomas que había realizado se podía ver con más nitidez la imagen del cuerpo. En 1988 la Santa Sede autorizó la datación por carbono14 de la sábana, que se realizó en tres laboratorios diferentes, y los tres laboratorios dataron la tela entre los siglos XIII y XIV (1260-1390).
Estudios oficialmente autorizados
Con el permiso de Humberto de Saboya, dueño de la reliquia en aquella fecha, fue nombrada una comisión de estudio en 1973. Esta comisión, básicamente semejante a otra que se había limitado a examinar la tela en 1969, incluía serólogos forenses, anatomistas, radiólogos, historiadores, físicos, entre otros. Los resultados de la investigación fueron cautelosos: aunque no favorables a la autenticidad en algunos casos, no la excluían de manera concluyente.
En 1978 se llevó a cabo un estudio detallado por un grupo de científicos estadounidenses llamado Shroud of Turin Research Project (STURP), financiado por la Holy Shroud Guild, una organización religiosa dedicada a la promoción de la reliquia. No encontraron pruebas fiables para afirmar que se trataba de una falsificación, y consideraron que la aparición de la imagen era todo un misterio.
En 1988 se efectuó una prueba de datación por radiocarbono con pequeños fragmentos del sudario. Los laboratorios de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona determinaron que la Sábana Santa data de la Edad Media, entre 1260 y 1390 (±10 años). Los resultados fueron publicados en la revista científica Nature. Dicha datación se corresponde cronológicamente con la primera aparición histórica documentada, lo que fortalece una explicación científicamente coherente en la que la creación de la pieza se habría producido en los años inmediatamente anteriores a esta primera exhibición pública de 1357.
Fotografía de la Sábana Santa en dos versiones: a la izquierda, en positivo; y a la derecha, en negativo. Hay que tener en cuenta que, a diferencia de una foto, la imagen en el sudario se trataría de la impresión directa del cuerpo sobre la tela, de tal manera que su lado derecho (a la izquierda en la imagen) correspondería a la izquierda del rostro real. Por tanto, vemos una imagen invertida a la realidad, es decir que en la frente habría una "Ǝ" y no una "E".
Entre junio y julio de 2002 un equipo de expertos bajo la dirección de Mechthild Flury Lemberg, conservadora del Museo histórico de Berna (Suiza), realizó una tarea de restauración del lienzo, que se acompañó del escaneo, espectrometrías, microfotografías, entre otros, y el lienzo fue guardado en una teca especialmente diseñada en condiciones óptimas para su conservación, que, al parecer, estaba amenazada desde hacía años. En estos trabajos se levantó por primera vez el forro posterior que cubría la tela.
La datación de 1988 no zanjó la cuestión entre los defensores y los detractores de la autenticidad del lienzo en el ámbito de la “sindonología” (que es como los partidarios de la autenticidad llaman a los estudios sobre la síndone del griego σινδών (sindón), mortaja, la palabra utilizada en los evangelios sinópticos para referirse a la sábana mortuoria). Aspectos de estas polémicas como los antecedentes históricos del lienzo, la formación de la imagen, la naturaleza del tejido, la datación, entre otros.
Historia
Catedral Iglesia de San Espíritu católica polaca en Varsovia.
Posible historia anterior al siglo XIV: la imagen de Edesa
Aunque existen relatos de diferentes imágenes milagrosas de Cristo, tanto de cuerpo entero como solamente del rostro, no se ha podido conectar con certeza ninguna de ellas con la tela que actualmente está depositada en la catedral de Turín. Dado que las primeras referencias seguras sobre la existencia del sudario remiten a mediados del siglo XIV, el periodo de tiempo que existiría entre el entierro de Jesús y la aparición medieval del sudario en Europa resulta problemático para quienes pretenden que se trata de la tela que habría sido usada para cubrir el cuerpo de Cristo. Para colmar este vacío se han propuesto diversas teorías que identifican el sudario con otras imágenes antiguas o encuentran indicios en la literatura y el arte de la época medieval. Una de las más conocidas es la de Ian Wilson, historiador que sostiene que el Mandylion o Imagen de Edesa, célebre icono bizantino, era, en realidad, el sudario de Turín.
La imagen de Edesa, también conocida como Mandylion, era una tela que representaba el rostro de Cristo. Tiene su origen en la historia del rey Abgaro o Abgar V, que reinó en esta ciudad armenia en el siglo I. Según la leyenda, el rey habría solicitado por carta la ayuda de Jesús para sanar de una enfermedad (probablemente lepra). Las primeras versiones de la leyenda (Eusebio de Cesarea), no hablan de ninguna imagen, sino de que hubo una respuesta en forma de epístola a la que se atribuyó poderes milagrosos. Pero versiones posteriores, del siglo VI, se refieren a una tela con el retrato de Cristo que había sido pintada por el enviado de Abgar (Doctrina de Addai) o creada por el milagroso contacto con el rostro de Jesús (Actas de Tadeo). Esta imagen sería propiamente el Mandylion, del que se tiene noticias fiables desde el siglo VI (Evagrio Escolástico), antes de ser trasladado apoteósicamente a Constantinopla en 944. Todas las fuentes directas que se refieren o muestran el Mandylion, escritas o pictóricas, representan el rostro de un hombre vivo, así como prácticamente todas las versiones de la leyenda, pero los partidarios de la identificación con el sudario de Turín han aducido que existen indicios de que la tela podría haber contenido la imagen de un cuerpo entero.
Mosaico "Santo Rostro" Nicholas Roerich sobre el pórtico de la Iglesia del Espíritu Santo.
En las Actas de Tadeo se dice que a Jesús se le entregó la tela doblada en cuatro (tetradiplon) para que se limpiara la cara. Ian Wilson extiende esta expresión a la posibilidad de que la tela se guardara siempre plegada de esta forma, de modo que sólo se pudiera ver el rostro y permanecieran ocultas las dos imágenes corporales, tales como se ven en el sudario de Turín.
Posible ilustración del Sudario en el Codice Pray
En la Biblioteca Nacional de Budapest se encuentra el Códice Pray, el texto más antiguo que sobrevive en húngaro. Fue escrito entre los años 1192 y 1216 (unos 50 años antes de la más antigua fecha determinada por el carbono-14 de 1988) bajo el reinado de Bela III de Hungría, criado en Constantinopla. Según algunos autores, una de sus ilustraciones muestra preparaciones para la sepultura de Cristo. Dicha ilustración incluiría una mortaja con el mismo tejido de patrón de espiga como el Sudario, más cuatro agujeros de quemadura cercanos a uno de los bordes. Los agujeros forman una “L”.
Para estos autores lo llamativo es que ese extraño patrón de agujeros se encuentra en el Sudario de Turín. Son agujeros de quemaduras, posiblemente causados por un atizador o brasas de incienso. Según los registros el sudario era conservado en la capital del Imperio bizantino, y exhibido todos los viernes, acontecimiento con el que Bela III pudo haber estado muy familiarizado en su estadía en Constantinopla, y, eventualmente, después fue tomado el patrón del manto para elaborar el Códice Pray.
"Santo Rostro". Iglesia de la Trinidad, Ucrania.
Siglo XIV
La historia documentada de la tela ahora guardada en Turín empieza hacia 1357, cuando comenzó a exhibirse en una iglesia en Lirey (diócesis de Troyes, Francia). Los escudos de armas del caballero Geoffroy de Charny y su viuda pueden verse en el Museo Cluny de París, en un medallón peregrino que también muestra una imagen del sudario de Turín. Esto hace suponer que las exhibiciones comenzaron en torno a la fecha indicada.
En 1389, el obispo Pierre d’Arcis denunció en una carta al papa de Aviñón que la imagen era un fraude, indicando que ya había sido denunciada anteriormente por su predecesor Henri de Poitiers, al que le extrañaba que no fuera mencionada en ningún evangelio. A los treinta y dos años de este pronunciamiento, la imagen volvió a exponerse, y el rey Carlos VI de Francia ordenó retirarla de la iglesia de Lirey, citando la impropiedad de la imagen. Los comisionados fueron incapaces de llevar a cabo la orden. La documentación relacionada con esta polémica fue editada por Ulysse Chevalier a comienzos del siglo XX.
Siglo XV
En 1418, tras casarse con la nieta de Charny, Marguerite, Humberto de Villersexel (conde de la Roche, señor de Saint-Hippolyte-sur-Doubs) trasladó la sábana a su castillo en Montigny-Montfort (Francia), para protegerlo de las bandas de malhechores. Posteriormente, fue llevada a Saint-Hippolyte-sur-Doubs. Tras la muerte de Humberto, los canónigos de Lirey llevaron a la viuda a los tribunales para forzarla a retornar la tela. El parlamento de Dôle y la corte de Besançon otorgaron la custodia provisional de la tela a la viuda, con la obligación de resarcir a los canónigos de Lirey y devolverla dentro un plazo determinado.
Este plazo fue incumplido en las dos ocasiones y Marguerite de Charny prosiguió con las exhibiciones en diversas ciudades de Europa. Debido a las dudas que se suscitaron durante la exhibición de Lieja, el obispo de esta ciudad, Jean de Heinsberg, creó una comisión de encuesta que, tras examinar el lienzo y las bulas en poder de Margarita de Charny, la propietaria, dictaminaron que el sudario no era auténtico y la figura estaba pintada.
Siglo XVI a nuestros días
En 1532, el sudario resultó dañado en un incendio en la capilla donde se guardaba. Una gota de plata fundida del relicario le dejó una marca dispuesta simétricamente entre las diversas capas de la tela doblada. Las monjas clarisas trataron de reparar el daño con parches. El sudario fue trasladado a su actual residencia en Turín en 1578.
El estudio científico sobre el lienzo comenzó en 1898 durante la ostensión del sudario con motivo de la boda de Víctor Manuel III. Un abogado italiano llamado Secondo Pia pidió permiso para realizar una serie de fotografías a la reliquia, petición que se aprobó no sin reticencias desde el obispado de Turín. Cuando Pía reveló las fotografías, se dio cuenta de que los negativos producían una imagen mucho más contrastada siendo semejantes (aunque no igual) a una imagen positiva.
Icono de Jesucristo, Iglesia del monasterio Manyava.
Fue propiedad de la Casa de Saboya hasta 1983, cuando se otorgó a la Santa Sede. En 1988, la Santa Sede permitió pasar la prueba del Carbono a la reliquia, para lo que se retiró un trozo pequeño de una esquina del sudario, que fue dividido y enviado a los laboratorios. Otro incendio, probablemente provocado, amenazó al sudario en 1997, pero un bombero fue capaz de sacarlo de su mostrador y prevenir desgracias mayores, tras atravesar con un martillo las capas de cristal que lo protegían. La Santa Sede restauró el sudario en 2002. Se retiró la cubierta de la sábana y treinta parches. Esto permitió fotografiar y escanear el reverso de la tela, que estaba oculta a la vista.
Las últimas ostensiones o exhibiciones públicas del sudario fueron durante el Jubileo del año 2000 y durante las celebraciones del bicentenario del nacimiento de Don Bosco en 2015. También el papa Benedicto XVI autorizó una exposición para el año 2010, habiéndose realizado entre el 10 de abril y el 23 de mayo 2010.
Características de la imagen
Existe un acuerdo casi unánime en algunas de las características de la imagen:
Presenta los colores invertidos respecto de una imagen óptica habitual. Por eso ha sido comparada a veces con un negativo, aunque algunas de sus partes (el cabello, por ej.) escapan a la norma.
Se puede observar sólo a cierta distancia.
Es de color amarillo pardo en el cuerpo y rojo en las manchas de sangre.
La pigmentación de la imagen corporal no afecta más que a la superficie de las fibras, mientras que los regueros de sangre traspasan la tela.
Los contornos de la imagen son imprecisos.
La imagen dorsal es unos centímetros más ancha y más larga que la frontal.
Entre la imagen anterior y la posterior hay una separación que ha sido estimada entre 12 y 18 cm.
La pigmentación es más intensa en el rostro que en el cuerpo.
Diversos estudiosos de la imagen han considerado teorías sobre la imagen que han sido discutidas. Por ejemplo, John Jackson (director STURP y Turin Shroud Center of Colorado), incluye entre ellas las causas de la coloración de las fibras o la naturaleza de la sangre, Moran y Fanti aluden a la tridimensionalidad, entre otros.
Rastros de sepultura judía[editar]
En junio del 2002 Mechthild Flury-Lemberg ( Estudios oficialmente autorizados), encargada de la restauración del lienzo, encontró un patrón particular de cosido en la costura de uno de los lados largos del Sudario (llamado "orillo"). Ese patrón de cosido es muy similar a los fragmentos de tela encontrados en las tumbas de la fortaleza judía de Masada (el palacio de invierno del rey Herodes). Las telas de Masada son aproximadamente de los años 40 a. C. al 73 d. C.. Antonio Lombatti afirma, por el contrario, que ni los tejidos de Masada son como los del lienzo de Turín ni el único sudario completo de la época de Jesús que se conoce, el de Akeldama, es como el Lienzo de Turín.
Teorías sobre la formación de la imagen
Iglesia de San Vicente en Segringen, la pintura de la tumba de tela de Turín.
Formación milagrosa
Varios creyentes consideran la imagen como un efecto secundario de la resurrección de Jesús, sugiriendo efectos seminaturales que pudieron haber sido parte del proceso. Afirman que puesto que la lógica obliga a descartar todas las hipótesis, hay que pensar en un hecho sobrenatural único para una imagen única: la Resurrección de Jesús. Ya que no hay explicación científica al hecho de que la imagen sea tan detallada y la intensidad guarde relación con la distancia, y que sólo afecte a las fibrillas superficiales individualmente. A todo esto hay que añadir la existencia de todo el conjunto de datos que aporta la sábana que obligan a pensar que el hombre de la sábana es Jesús: antigüedad, tipo de heridas, entre otras.
Estas teorías son inverificables y pueden darse como explicación a cualquier anomalía que vaya contra la autenticidad del sudario, así que desde un punto de vista científico no son una explicación válida. El sindonólogo Raymond Rogers, pensaba que este tipo de razonamiento era una falacia non sequitur, puesto que del hecho de que la ciencia ignore algo no se infiere necesariamente el milagro. Se ha sugerido que el sudario colapsó a través del cuerpo glorificado de Jesús o de su deslocalización y que la imagen se pudiera haber formado por contacto directo al caer la sábana, dando así una imagen de detalle, y que por ser distinta la duración de este contacto en función de la distancia, habría una intensidad variable. Quienes apoyan esta teoría señalan ciertas impresiones de dientes y huesos al estilo de los rayos X.
Teorías científicas sobre la formación de la imagen
Vista microscópica de contraste fasado de una fibra de la imagen del sudario de Turín. La capa de hidratos de carbono es visible a lo largo del borde superior, pero desaparece en el borde inferior derecho. Esta capa puede arrancarse o retirarse con adhesivo.
Capa de hidratos de carbono
R. N. Rogers y A. Arnoldi proponen una explicación natural que no descarta la autenticidad del lienzo. Esta teoría recurre a los gases que escapan de un cadáver en las primeras fases de descomposición. Las fibras de celulosa que componen la tela están revestidas por una fina capa de fécula, con fragmentos de almidón, azúcares y otras impurezas. Esta finísima capa fue descubierta al utilizar un microscopio de contraste fasado. La imagen muestra su parte más fina, la que carga con el color, mientras que la prenda subyacente está sin colorido. La capa de hidratos de carbono sería en esencia incolora salvo en algunos sitios donde un cambio químico le ha otorgado un color pajizo. La reacción implicada es similar a la que tiene lugar al calentar el azúcar para producir caramelo.
Según estos autores, los aminoácidos del cuerpo humano reaccionan pronto con la capa de hidratos de carbono, antes de que los líquidos producto de la descomposición manchen o dañen la tela. Los gases de los cuerpos muertos son extremadamente reactivos químicamente y al cabo de un par de horas, en entornos como los sepulcros, el cuerpo empieza a producir aminos más fuertes en sus tejidos, como pudriscina y cadaverina. Esto provocaría el color observado en la capa de hidratos de carbono, pero crea preguntas sobre por qué ambas vistas de la imagen son tan fotorrealísticas y por qué no fueron destruidas por posteriores productos de la descomposición.
Reproducción fotográfica
Entre los métodos propuestos por los partidarios de la creación de la imagen en la Edad Media, hay quien no duda en considerar al sudario como la primera fotografía del mundo, atribuyendo su autoría a Leonardo da Vinci. Según ellos, la imagen habría sido producida con la ayuda de una linterna mágica, un dispositivo de proyección simple y compuestos de plata sensibles a la luz aplicados sobre la tela. Esta teoría se apoya en el parecido que algunos encuentran entre el famoso autorretrato de Leonardo y la imagen del sudario, pese a que Leonardo nació varios siglos después de la primera aparición documentada de la sábana, si se considera que la sábana de Turín es la misma que la de Edesa, cosa que algunos expertos dudan.
Datación radiométrica
En 1988, la Santa Sede permitió a tres centros de investigación independientes realizar exámenes de radiocarbono sobre un trozo extraído de una esquina del sudario. El lugar de toma de las muestras fue seleccionado tras un meticuloso estudio por los expertos textiles profesor F. Testore, del Departamento de Ciencias de los Materiales de la Universidad Politécnica de Turín y G. Vial, del Museo de Tejidos y el Centro Internacional de Estudios de Tejidos Antiguos de Lyon, bajo la supervisión de Michael Tite, Jefe del Laboratorio de Investigación del Museo Británico. Se enviaron tres muestras del sudario a tres laboratorios diferentes, la Universidad de Oxford, la Universidad de Arizona y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, junto con tres muestras de tejido procedente de una tumba egipcia datada en 1100 a.C., de vendas de una momia de 200 a.C. y de la capa de Luis IX, del siglo XIII d.C. De esta manera se podía comprobar la fiabilidad de las técnicas utilizadas (cada laboratorio usó una técnicas diferentes dentro del mismo método de datación, la espectrometría de masas con acelerador. Los tres laboratorios coincidieron en la datación de las muestras de control y en fechar la tela entre los siglos XIII y XIV (1260-1390).
Andrea Mantegna. La crucifixión (1456-1459). Museo del Louvre.
Detalles de la técnica de la crucifixión
Los partidarios de la autenticidad del sudario sostienen que es improbable que un falsificador medieval estuviera al tanto de algunos detalles técnicos de un método de ejecución abandonado casi por completo desde hacía siglos. La perforación de las muñecas en vez de las palmas va en contra de la iconografía tradicional cristiana, sobre todo la medieval, pero el Dr. Pierre Barbet creyó que los condenados a la cruz eran clavados habitualmente por las muñecas como en la imagen del Sudario de Turín, y esto no era algo de común conocimiento en la Edad Media. Respecto a la posición de los clavos existe una polémica en torno al único esqueleto de un crucificado que se ha encontrado. El arqueólogo Nicu Haas pensó haber encontrado rastros de clavos entre el húmero y radio, pero una revisión posterior de Zias y Sekeles afirmó que los indicios eran insuficientes y mantuvo la hipótesis de cuerdas en las manos, en lugar de clavos.
Manchas de sangre
En la sábana se localizan varias manchas rojizas que asemejan sangre. El químico Walter McCrone las identificó como meros pigmentos e informó de que ninguno de sus exámenes de las muestras encontró presencia de sangre.
La tonalidad de rojo de estas supuestas manchas de sangre plantea serias dudas. Normalmente, las manchas de sangre se decoloran en relativamente poco tiempo hasta adquirir en su totalidad un tono parduzco, mientras que las del sudario abarcan del rojo puro al marrón habitual. Los defensores del sudario manifiestan que las manchas no provinieron de heridas abiertas, sino del líquido exudado por coágulos, aunque eso no resuelve el problema del color. En casos de traumas graves (como el del hombre del sudario), este líquido estaría compuesto por bilirrubina y hemoglobina oxidada, la cual permanecería por siempre roja. Adler y John Heller afirmaron haber hallado bilirrubina y albúmina en las manchas. Sin embargo, se desconoce si las manchas se produjeron al mismo tiempo que la imagen, que tanto Adler como Heller atribuyen al envejecimiento prematuro del lino.
El Sudario fotografiado en alta resolución
A petición del Vaticano, la empresa HAL 9000, experta en fotografía digital de alta resolución, digitalizó la imagen del Sudario el 22 de enero de 2008.Por medio de la fotocomposición de 1600 fotografías, se generó una imagen gigantesca de 12,8 gigapíxeles que, según los técnicos que la revisaron, permitiría un análisis a simple vista excepcionalmente detallado de la misma, como si se estuviese mirando a través de un microscopio.
Ante la posibilidad de ocurrencia de una alteración físico-química debida a la exposición a la luz, se garantizó la integridad del sudario mediante el uso de sistemas de protección probados y aprobados por el Laboratorio de Fotometría del Instituto Central de Roma para la restauración, sistemas que ya habían sido adoptadas en el relevamiento de La última cena, obra de Leonardo da Vinci. Como el proceso de toma de los cientos de imágenes resultó complejo, con la participación de personas y equipamiento de alto perfil tecnológico, la BBC se encargó de registrarlo. La primera fase de procesamiento permitió la creación de una reproducción detallada a tamaño original y una reproducción a escala de 12 metros de longitud, que se expusieron en la Catedral de Novara (Duomo di Novara) y en la plaza ubicada enfrente como símbolo del proyecto cultural Passio 2008.
La comparación de la cara oculta de la Sábana Santa de Turín, con pinturas de Piero della Francesca, un pintor activo unos 100 años después del tiempo de la Sábana apareció por primera vez en Europa Occidental.
El Sudario de Turín y los evangelios
En alguna ocasión los evangelios han sido aducidos como argumento contra la autenticidad del lienzo. Eso ocurre ya en el primer documento conocido que se opone a la autenticidad, la carta que el obispo d’Arcis dirige al papa Clemente VII. En ella, entre otras consideraciones, advierte que, de haber sido conservada la mortaja de Cristo, los evangelistas no hubieran dudado en consignarlo en sus relatos.Para encontrar una referencia directa a la conservación del sudario por los discípulos aunque sin imagen,Thomas de Wesselow se remite a la leyenda georgiana de Santa Ninó (siglo V) y mantiene la hipótesis de que las apariciones de Jesús serían en realidad visiones extáticas del sudario.
Análisis artístico
La imagen del lienzo de Turín presenta rasgos del arte bizantino y gótico que han sido reconocidos por diversos autores. Paul Vignon señaló más de una docena de coincidencias en el rostro, que incluyen detalles que, según él, se podían ver en la mayoría de las representaciones bizantinas de Cristo. Dan Scavone señala como la imagen de Turín es similar a las lamentaciones del siglo XII. Basándose en estas semejanzas, mantienen estos autores que el arte bizantino habría formado sus cánones de representación del rostro humano en la imitación del lienzo de Turín. Esto sería una prueba de su existencia anterior al siglo VI.
Análisis de perspectiva óptica
Una objeción más a la sábana gira en torno al llamado asunto de la proyección de Mercator. La sábana muestra una imagen tridimensional proyectada sobre una superficie bidimensional plana, como las pinturas y fotografías. Una auténtica sábana mortuoria, en cambio, tendría una disposición casi cilíndrica sobre la superficie tridimensional de la cara, o aún más irregular, si cabe. La imagen resultante presentaría una distorsión lateral antinatural, con un brutal ensanchamiento a los lados, en vez de la típica imagen fotográfica que cualquier observador esperaría; y menos aún una imagen tan excesivamente alargada como la de la tela. Además, si el lienzo hubiera reposado sobre el cuerpo, las zonas de contacto se habrían marcado de otra manera que las que estuvieran separadas de la tela. Para evitar estas objeciones y otras relacionadas, Gilbert Lavoie formuló la hipótesis de que la tela estaba flotando en el aire en posición horizontal cuando se imprimió la imagen. Esta hipótesis,como el mismo Lavoie reconoce, no tendría explicación natural.
Réplica de la Sábana Santa de Turín que se conserva en el Real Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna en Tenerife (España).
El Sudario en la Iglesia católica
La Iglesia católica no se ha pronunciado nunca de manera oficial sobre la autenticidad del sudario. En 1998, el papa Juan Pablo II declaró:
"Dado que no es una cuestión de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Ella confía a los científicos la tarea de continuar investigando, de manera que se puedan encontrar respuestas satisfactorias a las preguntas relacionadas con esta sábana, la cual, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor después de haber sido bajado de la cruz. La Iglesia insta a que la Sábana Santa se estudie sin posiciones preestablecidas que den por descontado resultados que no son tales; ella los invita a actuar con libertad interior y respeto atento, tanto para la metodología científica como para la sensibilidad de los creyentes".
Dentro de la Iglesia católica existen opiniones contrarias y favorables a la autenticidad, como fue evidente en la polémica en torno al descubrimiento y publicación del llamado Memorándum d'Arcis. En aquella ocasión, incluso instituciones religiosas, como la Sagrada Congregación de Indulgencias y Sagradas Reliquias, se pronunciaron en contra de la autenticidad o declararon que esa posición no era punible (Santo Oficio).
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Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Sudario_de_Tur%C3%ADn
https://www.youtube.com
Fotos: https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
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