Los Hermanos de Jesús de Nazaret
Los hermanos de Jesús de Nazaret son mencionados en algunos pasajes del Nuevo Testamento, y, especialmente, en los evangelios canónicos en concreto, dos veces en el Evangelio de Mateo, dos en el Evangelio de Marcos, una en el Evangelio de Lucas y dos en el Evangelio de Juan.
Dado que la existencia de hermanos carnales de Jesús de Nazaret entra en contradicción con el dogma de la virginidad perpetua de María, que mantienen algunas confesiones cristianas, existe un debate entre filólogos e investigadores bíblicos de diferentes tendencias cristianas sobre cómo interpretar los textos que hacen referencia a los hermanos de Jesús.
El debate está muy condicionado por las diferentes creencias religiosas de los participantes. Desde el punto de vista estrictamente histórico, no hay razón alguna para suponer que Jesús no tuvo hermanos, tal y como se relata en los evangelios. No puede, sin embargo, excluirse completamente la posibilidad de que se trate de medios hermanos hijos de José con otra mujer, o de primos. Desde el punto de vista confesional, las iglesias protestantes defienden que estos hermanos de Jesús son hijos de José y María, los ortodoxos han sostenido tradicionalmente que se trata de hijos de un matrimonio anterior de José, y los católicos y anglicanos junto con algunos ortodoxos, que no son hermanos de Jesús y que en realidad son primos de él, posiblemente hijos de una hermana de María, que a veces se identifica como María de Cleofás.
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El enigmático Jesús de Nazaret
No existen evidencias arqueológicas que permitan verificar la existencia de Jesús de Nazaret. La explicación principal sería que Jesús, en vida no habría alcanzado relevancia suficiente como para dejar constancia en fuentes arqueológicas. En su momento no fue un importante líder político, sino un sencillo predicador itinerante.
A falta de pruebas de su existencia sí hay gran número de personajes, lugares y acontecimientos descritos en las fuentes.La inmensa mayoría de los eruditos que escriben sobre el tema aceptan que Jesús existió, aunque los estudiosos difieren acerca de sus creencias y enseñanzas, así como la exactitud de los relatos de su vida. Los únicos eventos sujetos a "asentimiento casi universal" son que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista y que fue crucificado por orden del prefecto romano Poncio Pilato.
Por otro lado, Jesús, como muchos destacados dirigentes religiosos y filósofos de la Antigüedad, no escribió nada, o al menos no hay constancia alguna de que así haya sido. Todas las fuentes para la investigación histórica de Jesús de Nazaret son, por lo tanto, textos escritos por otros autores.
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El Santo Prepucio
El Santo Prepucio es una de las muchas presuntas reliquias asociadas con Jesús. En varios momentos de la historia, diferentes iglesias de Europa han asegurado tenerlo en su poder, en ocasiones simultáneamente. Durante años se le han atribuido varios milagros.
Según el rito judío a los ocho días de nacido, el niño Jesús habría sido circuncidado, aunque de entre los evangelios canónicos sólo Lucas (2, 21), lo refiere. Los evangelios apócrifos son mucho más pródigos en información en este sentido. Así, el Pseudo Mateo, un evangelio apócrifo de la Natividad e infancia de Jesús de Nazaret, que se considera que es una reelaboración en latín del Protoevangelio de Santiago y suele datarse hacia el siglo VII, especifica el sacrificio realizado como pago de la ceremonia, y en el Evangelio árabe de la infancia -un evangelio apócrifo muy tardío- se narra cómo tras la circuncisión del niño Jesús, la matrona de María guardó el prepucio en una jarra de alabastro llena de nardos, un conservante, y se la dio a su hijo, perfumista de profesión pidiéndole que guardase bien la jarra y no la vendiese aunque le ofrecieran trescientos denarios. El Evangelio armenio de la infancia ofrece otra versión, según la cual el niño sangró durante la operación, pero sin que se produjese corte alguno.
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