La videncia o adivinación es la habilidad que tendrían algunas personas para predecir el futuro por sí mismas o mediante el uso de sortilegios. Históricamente esta presunta habilidad ha sido compensada por algún tipo de retribución económica aunque hay quienes dicen practicarla sin ánimo de lucro. A estas personas se les llama videntes, clarividentes o adivinos.
La capacidad atribuida de adivinar el futuro es una creencia que se pierde en la noche de los tiempos y está asociada a la ansiedad que siente el ser humano por su futuro y por lo impredecible.
Abierta o clandestinamente, los videntes han existido y existen en todas las sociedades y culturas a pesar del triunfo del empirismo científico como única visión cosmológica dominante.
Las personas a las que se atribuye tal habilidad suelen estar revestidas con alguna cualidad especial, bien sea innata (tener don, venir de familia, entre otras) o adquirida mediante iniciación u ordenación sacerdotal o de cualquier otro tipo, incluida la superioridad que proporciona el hecho de aparecer, por ejemplo, en televisión.
Actualmente la videncia se practica abiertamente en la mayoría de sociedades occidentales a través de consultas personales o vía telefónica, casi siempre apoyándose en algún sortilegio como la cartomancia, astrología, entre otras.
Jurídicamente goza del amparo de la libertad de creencias protegida, como derecho fundamental por la mayor parte de legislaciones democráticas. Esto no impide que se persigan las estafas de importancia cometidas por videntes.